En post publicado en WeForum.org, Sharan Burrow, secretario general de la International Trade Union Confederation (ITUC), dice que, como líder sindical, a menudo le preguntan sobre el inminente impacto de la tecnología en los puestos de trabajo.
“¿Son creíbles las estimaciones más extremas de pérdida de empleos o la realidad está más matizada? ¿Nos dirigimos hacia una distopía de datos o en el camino hacia una tierra prometida digital? En verdad, nada está escrito en piedra. La tecnología en sí misma no determinará el camino a seguir. Se trata de las elecciones que los gobiernos, las empresas, los trabajadores y sus sindicatos y sociedades en general hacen”, explica.
Según Burrow, la aceleración de la digitalización, la robótica y una gran cantidad de innovaciones tecnológicas afectarán la producción, los servicios y la vida en general, en formas difíciles de predecir pero que, seguramente, serán profundas. El desafío es tomar las decisiones correctas, poner a las personas en el centro y la tecnología al servicio de estas.
“Existe una oportunidad histórica este año para lanzar una agenda centrada en el ser humano para la Globalización 4.0 y el futuro del trabajo: el centenario de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). En la Conferencia de la OIT, en junio, esperamos adoptar una Declaración del Centenario, un hito para la propia OIT que establecerá los principios de alto nivel sobre cómo el mundo debe abordar la Globalización 4.0”, indica.
La idea es que la Declaración del Centenario defina los parámetros de un nuevo contrato social entre gobiernos, empresas y trabajadores, reconociendo que el futuro de la producción no es algo que estará determinado por la tecnología, sino que será moldeado por políticas, sociales y sociales.
Aspectos primordiales
Una de las recomendaciones más destacadas es el establecimiento de una Garantía Universal de Trabajo que garantice los derechos fundamentales de todos los trabajadores, independientemente del tipo de empleo o contrato que tengan. Burrow indica que esto garantizaría sus derechos de afiliación sindical y negociación colectiva; además, los protegería contra la discriminación, la esclavitud, el trabajo infantil y las condiciones de trabajo peligrosas, así como una medida justa de control sobre sus horas de trabajo.
“Podemos aprovechar la tecnología para crear nuevos empleos y garantizar una transición justa hacia un nuevo empleo para aquellos cuyo trabajo está en riesgo. Podemos derrotar el cambio climático. El ingrediente mágico es la voluntad política, el coraje de tomar decisiones que pueden ser incómodas para algunas de las corporaciones más grandes y los intereses creados”, apunta.