Estamos en el comienzo de una nueva era de dispositivos de consumo impulsados por avances en materia la inteligencia artificial y, en este escenario, muchas empresas están trabajando en sacar provecho a esta tecnología, y las compañías que fabrican alimentos no son la excepción.
A través del uso de sensores capaces de detectar diferencias entre sabores y aromas, diversas marcas optimizan los procesos y se mejoran los controles de calidad.
En enero de 2019, en el marco del International Consumer Electronics Show, Impossible Foods lanzó Impossible Burger 2.0, una hamburguesa que no contiene gluten, hormonas animales o antibióticos. La misma cuenta con certificación kosher y halal.
Impossible Burger 2.0 fue elaborada gracias a la IA, y tiene tanto hierro y proteínas biodisponibles como una porción comparable de carne molida de vacas. Además, tiene 0 mg de colesterol.
También bebidas
Otro caso de comida elaborada con IA, pero en bebidas, es el del grupo danés de cervezas Carlsberg, que empezó, en 2018, a reinventar el proceso de elaboración de cerveza mediante la utilización de Inteligencia Artificial (IA) en los procesos de fabricación y controles de calidad, a través de un proyecto bautizado Beer Fingerprinting Project (proyecto de huellas dactilares de cerveza).
El proyecto consiste en el desarrollo de sensores capaces de detectar diferencias entre los sabores y los aromas de la cerveza, con el fin de acortar su proceso de producción, así como mejorar el control de calidad de esta bebida a través de la interpretación de datos, logrando un proceso mucho más ágil y automatizado.
Los sensores potenciados con IA pueden darnos respuestas rápidas sobre la presencia de contaminantes en el suelo, el aire o el agua.
En un desarrollo normal, los cerveceros primero comprueban que la levadura sea capaz de crecer y producir alcohol antes de decidir si han adquirido el aroma y sabor correctos; sin embargo, gracias a los sensores, es posible acelerar este proceso.
Según los investigadores, en la actualidad, los cerveceros dependen de personas, cromatografías y la espectrometría para detectar nuevos sabores y aromas, un proceso que puede durar horas por cada líquido probado. Sin embargo, los sensores son capaces de reducir en el 30% (entre ocho y 24 meses) el tiempo que se necesita para desarrollar una nueva cerveza. Lo anterior también permite que el proceso sea más sustentable.
¿Qué pasa en Chile?
En nuestro país, la empresa The Not Company desarrolla diversos productos de la mano de la IA. Uno de los más destacados es su mayonesa de ajo, llamada Not Mayo, cuya elaboración produce 37% de dióxido de carbono que la de una mayonesa normal, generando un impacto positivo en el medio ambiente.