Durante casi 30 años, la participación de las mujeres en la fuerza laboral mundial se ha mantenido alrededor del 39%. El progreso hacia la igualdad de género en el trabajo es gradual pero, en los últimos años, ha llegado un nuevo cambio de juego en forma de tecnologías de automatización e inteligencia artificial (IA). ¿Podrían estas tecnologías ser parte del avance revolucionario que necesitan las mujeres trabajadoras, brindándoles nuevas oportunidades y reduciendo la brecha de género en el trabajo? ¿O estas tecnologías dejarán a las mujeres aún más atrás?
Una reciente investigación llevada a cabo por McKinsey Global Institute revela que es probable que la automatización desplace a hombres y mujeres de manera más o menos equitativa durante la próxima década. Ahora bien, como resultado de ese desplazamiento, las mujeres necesitarán hacer transiciones mucho más significativas en comparación con los hombres, por lo que podrían encontrar más difícil capturar nuevas oportunidades debido a las barreras persistentes que enfrentan.
El informe, que evalúa diez países (seis economías maduras y cuatro economías emergentes), deja en evidencia que si la automatización continúa en una escala similar a las grandes interrupciones tecnológicas del pasado, como el cambio de la producción agrícola a la industria, el 20% de las mujeres empleadas hoy podrían ver su trabajo desplazado por la automatización para 2030, en comparación con el 21% de los hombres.
Nuevas oportunidades
El estudio también indica que aun cuando se pierdan empleos en algunas ocupaciones y sectores, se crearán nuevos empleos en otros, lo que reflejará el aumento de la demanda y los ingresos, y una mayor productividad asociada con el uso de la automatización y la inteligencia artificial.
La firma estima que, para 2030, podría emplearse 20% más de mujeres que en la actualidad, frente al 19% más de hombres, siempre que las mujeres puedan mantener su representación actual dentro de cada sector y ocupación.
El desarrollo de nuevas habilidades es clave para desbloquear oportunidades para las mujeres trabajadoras. En cinco de las seis economías maduras estudiadas, los analistas estiman que la demanda neta de mano de obra sea positiva solo para trabajos que requieren un título universitario o avanzado.