El tema del futuro del trabajo es algo de lo que se viene hablando desde hace algún tiempo, en específico, la década de los años ochenta.
Fue entonces cuando, a raíz de diversos cambios que se estaba suscitando, el tema se volvió tendencia. En primer lugar, gracias a su vinculación con el desarrollo tecnológico y cómo este podría impactar la matriz laboral. En segundo lugar estaban los cambios demográficos que estaban dándose en el mundo, y cómo estos podrían impactar el futuro del trabajo.
Paula Solar, directora ejecutiva del Consejo de Prospectiva y Estrategia, señala que, para poder analizar esta temática desde un punto de vista multifactorial es necesario tomar en cuenta ambas tendencias que, hoy, están tomando vigencia de nuevo.
Según la experta, en la actualidad, materias como la automatización, la inteligencia artificial, la nanotecnología y la biotecnología están impactando aspectos como el futuro de los adultos mayores, las características de la oficina del futuro e incluso las nuevas profesionales que irán surgiendo con el paso de los años.
Un ejemplo está evidenciado por datos del Banco Interamericano de Desarrollo, que muestran que, debido a los cambios demográficos en América Latina, en el futuro serán necesarios más profesionales de áreas como medicina y enfermería. Lo anterior, debido a que son éstas profesiones algunas de las que están asociadas a la economía del cuidado, que cada vez tomará mayor relevancia.
“Las nuevas tecnologías afectarán la matriz laboral de dos formas distintas: por un lado, tenemos un aumento de puestos de trabajo y, por otro, tenemos eliminación de estos. Actualmente se habla más de lo último debido a que genera un problema”, indica Solar.
Ahora bien, la experta dice que lo primero también implica un desafío, sobre todo en lo que respecta a las habilidades que serán necesarias en los futuros puestos de trabajo, por lo que el país deberá dar respuesta a la necesidad de profesionales con estas capacidades.
¿Qué hacer?
Paula Solar es enfática en la necesidad de que las instituciones educativas se adecúen, no a las necesidades actuales del mercado laboral, sino que empiecen a formar profesionales en las carreras del futuro.
“Debemos fijar un universo que permita aprovechar la masa crítica que tenemos para empezar a ver cómo abordar los desafíos más críticos que tenemos como país, de forma que estos dejen de ser desafíos y se conviertan en señales de crecimiento”, puntualiza.