RoboBee X-Wing es el nombre de una libélula robot desarrollada en el Laboratorio de Microrobótica de Harvard. Se trata del primer vehículo aéreo del tamaño de un insecto que vuela sin necesidad de estar sujetado a algo y que utiliza los últimos avances en materiales e ingeniería para maximizar la eficiencia energética.
Un artículo describe el dispositivo en la revista Nature. El mismo indica que las alas del robot tienen varias ventajas potenciales sobre las hélices que dan sustento a los drones convencionales: permiten una mayor agilidad y, por ende, realizar maniobras más atrevidas. Además, son más silenciosas y seguras que las hélices creadas hasta ahora.
Otros drones capaces de aleter han construidos antes, e incluso se pueden comprar algunos juguetes que se mueven en el aire. A diferencia, estas máquinas carecen de control real y no tienen una fuente de eficiencia energética. De hecho, la mayoría de los drones pequeños requieren una conexión conectada a una fuente de alimentación externa para poder volar. El RoboBee, en cambio, recoge su propia energía de varios paneles solares pequeños colocados sobre sus alas.
Si bien el dispositivo no está listo para ser comercializado —ya que requiere una fuente de luz intensa (tres veces la fuerza de la luz solar regular) y solo puede volar por unos segundos a la vez—, aún así, apunta a un futuro en el que los drones “alados” pueden atravesar edificios y áreas urbanas ocupadas con mucha facilidad.